¿Cómo lo haces?

Estrategias para motivar la clase de ERE

Con frecuencia escucho cómo los maestros se contrarían con la actitud de algunos de sus estudiantes; actitud caracterizada principalmente por su falta de interés y desmotivación frente a la clase y a los contenidos que se desarrollan de acuerdo con la programación definida y que con tanto cuidado e interés han establecido desde el inicio del año escolar.  

Esta escena se repite casi en todas las asignaturas. Tal vez se exceptúan las clases de educación física, artes, música, informática (al menos es la generalidad); asignaturas que de entrada cuentan con una enorme carga motivacional para los estudiantes por cualquiera de los factores vinculados a su desarrollo tales como su epistemología, estructura, didáctica entre otros. La ERE, que en principio es una asignatura apasionante por su contenido, por su conexión con la vida diaria, por el estrecho vínculo con la historia de la humanidad; amargamente (para quienes nos hemos licenciado en esta área) hace parte de ese primer grupo, es decir, hace parte de las áreas en donde el maestro debe luchar sobremanera por motivar a los estudiantes para que la encuentren interesante, atractiva y cercana a ellos y su cotidianidad circundante.

Surgen de esta manera grandes interrogantes respecto esta asignatura: ¿Se trata de los contenidos?, ¿Se trata del profesor?, ¿Es por el centro educativo?, ¿Es una cuestión de didáctica?, ¿Es el ambiente ampliamente secularizado y antireligioso en el que crecen los estudiantes?, ¿Se trata –muchas veces- de la falta de testimonio cristiano de las familias?.

Establecer una única causa es una tarea considerable ya que en ese proceso encontraríamos un sinfín de elementos vinculados e interrelacionados. Establecer la causa raíz de la desmotivación de los estudiantes para la clase de ERE podría tardarnos años y años.

Sin embargo, si analizamos la situación desde otro punto de vista podríamos mejor centrarnos en los factores determinantes que harían de la clase de ERE una asignatura altamente encantadora por la que los niños y jóvenes cuentan los días para volverla a ver en el horario de clase, por la cual se alegren de iniciar y –acto seguido– por la cual se lamenten que sea tan corta. La gran pregunta para todos nosotros sería ¿Cómo lograrlo?.

En ese proceso de búsqueda de respuestas me encontré con este video que brinda grandes herramientas para este problema, a veces de difícil solución,  y que les pido que observen con detenimiento a continuación: (para ver el video hacer click aquí). ¿Qué estudiante no desearía tener una clase así de inquietante y llamativa? ¿Qué docente no quisiera tener la capacidad mantener expectantes a sus alumnos y de apasionarlos por el conocimiento?

Estoy seguro que existen muchas estrategias y experiencias que docentes a lo largo y ancho del país vienen implementando exitosamente y que podrían ayudarnos a muchos a alcanzar las metas que nos trazamos – o que nos plantean los Estándares de la CEC – al inicio de un curso y a mantener despierta la motivación en los chicos y chicas por aprender más de Jesús, de la Iglesia, del compromiso social cristiano, ¿Por qué no compartirlas?.
    
Los invito a socializarlas con todos los lectores. Se trata no solo de enunciarlas sino además de describirlas un poco para que cada uno sepa en qué consisten y cómo ponerlas en marcha. 

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