Aprender a educar desde el corazón de San Juan Bosco


Por Camilo E. Rodríguez F.

De un tiempo para acá he sentido un fuerte deseo interior por conocer mucho más acerca de la vida de San Juan Bosco. Por algunos textos a los que por cuestiones de mi trabajo he tenido que acercarme, he venido conociendo elementos muy significativos y al mismo tiempo inspiradores para la vida de cualquier persona, pero en especial, para la vida y misión de los educadores católicos; más allá de su filiación a cualquier otro santo educador.

De manera especial me ha cautivado la manera magistral; y al mismo tiempo, la forma sencilla, empática, comprensiva y hasta desprevenida como se aproximó a los jóvenes del siglo XIX en un contexto marcado por el desarrollo industrial, la explotación de los menores y los procesos migratorios del campo a la ciudad (algo que la familia salesiana conoce muy bien). Se trata de esa capacidad innata (quizás Don recibido del cielo) a partir del cual creaba vínculo, tejía relación, establecía encuentro como punto de partida de todo proceso educativo y formativo.

Quizás hoy, en época de incertidumbre, de grandes procesos de innovación, de sobre saturación tecnológica en la escuela, de cambios culturales y de pensamiento en los adolescentes; haya que volver a lo fundamental, y es justamente a los orígenes de la escuela católica, para comprender el valor de su origen y de su presencia, para redescubrir el secreto de su pedagogía, para hallar esa fuente capaz de mantenernos vigentes no a fuerza del simple deseo de seguir estando, sino porque aún hoy tenemos una palabra que decir en educación.

Con ese propósito quiero compartir tres películas de la vida de Don Bosco, que vistas en clave pedagógica podrán ayudar a mantener vivo en la mente, el corazón y las manos el propósito por otro mundo posible de la escuela católica.



La primera película, que además es la más antigua, data de 1935. Pese a que la imagen es un poco deficiente y el audio es en italiano, merece ser observada dado que recrea algunos espacios de la época que llaman poderosamente la atención. Esta versión se puede encontrar aquí.

La segunda es un poco más reciente, probablemente de los años 80. El audio es en español, lo cual por supuesto facilitará la comprensión. Al mismo tiempo ayudará a que los televidentes puedan entresacar algunas ideas fuerza de la misma y así realizar un contraste con su propia experiencia. Acá se puede hallar esta versión. 

La versión más completa es esta otra, la cual la hace a su vez la versión más extensa. Quien quiera conocer más detalles de la vida del Santo y de cada una de las vicisitudes que tuvo que pasar hasta ver aprobada por la Santa Sede su Congregación, podrá deleitarse en esta versión. Merece la pena verla en varias sesiones, pausarla, gozar cada escena... es casi un momento de oración y discernimiento. 

Pero sé que uno de los males de nuestro tiempo es justamente el hecho de que no tenemos tiempo, carecemos de tiempo (o quizás no lo administramos bien). Por eso muchos querrán una versión un poco más abreviada de la anterior versión. Afortunadamente hay quien se percató ya de eso y extrajo, desde su perspectiva, las escenas más relevantes para llegar a esta otra versión. Por eso, si tu problema es de tiempo, esta puede ser una buena alternativa. Descúbrela aquí. 

Se me ocurre sugerirte que algunas de las categorías de análisis para observar la película que elijas en clave pedagógica podrían ser las siguientes:

  • Contexto y currículo
  • Relación maestro alumno
  • Propósitos de la educación
  • El papel del juego y del arte en la educación
  • Relación fe - ministerio educativo
  • Formación docente
  • Condiciones laborales del educador
  • Educación de la vida interior de los estudiantes
  • Rol de la familia en los procesos de educativos
  • Tiempo libre y escuela
  • Culturas juveniles

Si ves la película y/o si conoces elementos de la historia de Don Bosco, su obra o sus escritos, quisiera que me ayudaras a conocerlo mucho más. Para ello te propongo que: a. Me cuentes qué fuentes puedo consultar. Si las conoces y me las puedes compartir, te estaré agradecido. b. Comparte aquellas citas, máximas o frases representativas del Santo y/o comparte aquellas enseñanzas que él te ha dejado.

Que viva Don Bosco!








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