En tiempos de planeación, algunas recomendaciones para no olvidar
El cierre del año escolar trae consigo
un sinnúmero de actividades simultáneas que hacen de esta temporada una época
angustiante y agotadora para los agentes de la escuela en general, pero
principalmente para los educadores, quienes deben cerrar procesos, rendir
informes, plantear estrategias de refuerzo, preparar clausuras y participar en
el proceso de evaluación institucional, entre otros asuntos a abordar. Sumado a
ello, hay muchos colegios que casi de manera paralela inician su proceso de
planeación para lo que vendrá el año siguiente, algo que sin duda alguna
involucra de manera directa, una vez más, a todos los educadores.
En ese proceso de planeación hay
por lo menos dos caminos a tomar (pueden ser muchos más, desde luego). El
primero de ellos es dejar exactamente igual todos los procesos sin ningún tipo
de ajuste, bajo la creencia de que “todo está bien” y no se requiere
modificación alguna. El segundo corresponde a la decisión de revisar todos los
procesos y decidirse a planear lo que se tiene previsto para el año próximo. Desde
luego que este es el escenario ideal. Es lo que se espera y es por consiguiente
a lo que más tiempo deben dedicar las instituciones dadas las repercusiones de
esta actividad en la ejecución y en la misma evaluación un año después. Sin un
buen proceso de planeación, es probable que las cosas no resulten de la mejor
manera y si resultan, no hay duda que hubieran salido mejor con una buena
planeación.
Partiendo del supuesto de que
todos los docentes optan por el segundo camino enunciado, a continuación me
atrevo a señalar algunos elementos que pueden ser tenidos en cuenta a la hora
de iniciar este proceso. A lo mejor todos los tienen presentes a la hora de
planear, pero he querido recordarlos para afianzarlos y, así, resaltar su importancia:
1. Diagnosticar:
Consiste en identificar las características y necesidades reales de los
diferentes grupos con los que se trabajará el siguiente año. Se trata de reconocer
el terreno en el que se va a sembrar y estar al tanto de los intereses, los
gustos, los sueños; también de los elementos que aún se deben fortalecer. Este
paso de la planeación es probable que ya lo tenga identificado cada docente
como fruto de su trabajo durante el año que se termina.
2. Establecer:
Definir los objetivos en relación con las necesidades educativas que se desean
cubrir y las mejores estrategias para cumplirlos. Una buena recomendación para esta
fase es tener muy presente las ideas de los estudiantes y conocer los recursos
disponibles y el objetivo del PEI, entre otros.
3. Programar:
Se trata de detallar claramente qué se va a hacer, para qué se va a hacer, con
qué recursos, cómo y quién lo va a hacer. Se trata del “guion” que se va a
seguir en el momento del desarrollo o ejecución de lo planeado.
4. Ejecutar:
Es la hora de poner en funcionamiento todo lo planeado, prestando atención a aquellos
elementos no previstos que puedan irrumpir lo establecido inicialmente.
5. Revisar:
Evaluar es un sinónimo de esta acción. Se trata de hacer seguimiento periódico,
así como de hacer una evaluación al final del proceso para identificar los
escenarios susceptibles de mejoras. Es aquí donde se evidencia el aprendizaje
obtenido en la ejecución del acto educativo.
Finalmente, dentro de las múltiples
ventajas de un buen ejercicio de planeación se pueden señalar las siguientes:
·
Permite que el educador trabaje de manera
organizada y eficaz.
- · Le facilita el aprovechamiento de los recursos en la medida en que precisamente dedica tiempo a conocer con qué cuenta.
- · Desarrolla la creatividad, puesto que el docente imagina escenarios y posibilidades alternativas a las usuales.
- · Asegura la pertinencia de las actividades propuestas porque se ha pensado el por qué y el para qué de las mismas.
- · Favorece el manejo productivo del tiempo.
Concluyo exhortando a todos los
docentes a dedicar el tiempo suficiente al proceso de la planeación. Funestamente
es a lo que poco tiempo se le destina, trayendo como consecuencia errores en el
proceso de ejecución. Así mismo, invito a los centros educativos a reconocer la
planeación como un proceso importante dentro del espacio del horario de trabajo,
ya que, desafortunadamente, algunos exigen que sea un proceso que el docente
desarrolle en sus espacios personales y fuera de la institución; esto sin duda
va en detrimento de la calidad de vida del docente.
Para reforzar las ideas expuestas, los invito a observar la siguiente intepretación de unos fragmentos de la película “Buscando a Nemo”:
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