Cine para profes 3 - The Father

 

Por Camilo E. Rodríguez F.

Encuentro valioso este tipo de cine, no porque me regodee en el dolor y el sufrimiento humano cuál espíritu masoquista, sino porque desinstalándonos de nuestro frenético ritmo de vida; nos pone frente a nuestra existencia y nos lleva, de una parte, a desestimar la cultura pitillo (plástica por fuera y vacía por dentro) en que vivimos inmersos; y que muchas veces nos resulta ideal, apetecible y emocionante de alcanzar. De otra, y como consecuencia de lo anterior, porque nos lleva a tomar conciencia de escenarios posibles de vivir que nunca consideramos, que no deseamos y mucho menos queremos llegar a presenciar; pero a los que estaremos siempre expuestos dada nuestra condición humana.

Este tipo de cine nos sitúa ante nosotros mismos como un espejo, llevándonos al reconocimiento de nuestra fragilidad como especie; sentimiento que por un instante nos despoja de los pensamientos, las actitudes y los comportamientos desvinculados de nuestra vocación permanente y eterna de humanización como el odio, la destrucción, la maldad, etc.

En esta oportunidad esto acontece a partir de la película The Father en la que nos encontramos con dos personajes principales: Anthony, un adulto mayor de 80 años, como lo pueden ser tu abuelo o abuela, que se enfrenta a las condiciones propias de la edad; especialmente a la demencia senil y tal vez al alzhéimer. También su hija Anne quien se enfrenta a la difícil tarea y decisión (diríamos mejor loable misión) de acompañarlo y cuidarlo en el día a día y/o dejarlo resguardado (en cierto modo abandonado) en un hogar para adultos mayores.

Claramente esta es una escena de la historia de nuestras vidas que nunca quisiéramos protagonizar, bien sea como paciente o como cuidador. Pero es allí donde radica precisamente la riqueza de observar esta película, que nos pone en escena, aunque sea en cuerpo ajeno, para considerar desde ya cuál sería nuestra reacción en una situación similar (si es que no lo estamos viviendo en este instante en nuestra familia).

Lo más interesante de este film es que al hacer una ejercicio de imaginación o proyección mediado por la empatía, podemos interpretar el papel de Anne (la hija) e identificar los estadios emocionales que afronta; junto a los dilemas que se le presentan, así como el desgaste físico que supone el estar al frente del cuidado de su padre. O bien, podemos personificar a Anthony para descubrir el progresivo deterioro mental a que se enfrenta día tras día una persona en estas condiciones hasta el punto de perder toda noción de quién es, de lo que es y no es real, de desconocer a su propia familia y de confundir a su enfermera o médico con cualquier otra persona. 

Precisamente, este esfuerzo por situarnos en primera persona en el sufrimiento de Anthony es la mayor riqueza de esta producción; ya que nos aproxima en demasía a lo que vive quien ve deteriorarse su salud física e incluso emocional y con ello, desde una visión sacramental, comprender aún mejor aspectos tales como el cuidado del paciente, la unción de los enfermos, los procesos de santificación (en un acto de servicio como el de Anne), el valor del amor, el aprecio del Don de la vida y la salud, etc. Así mismo nos permite comprender el llamado del Papa Francisco a resistir y denunciar la cultura del descarte, en la que muy poca estimación tiene lo simple, lo pequeño, lo sencillo; es decir, aquello a lo que el mundo de hoy da poca importancia, no cuenta, no vale y no merece atención como el enfermo, el anciano, el que no posee, etc.

Aunque parezca un poco lenta en ocasiones, no dejes de apreciar cada detalle, cada palabra, cada escena que se ofrece en la película, al fin y al cabo así son los días de alguien con una enfermedad y su cuidador: lentos, rutinarios, monótonos y muchas veces sin esperanza alguna; más allá de la que solo la fe puede otorgar como Don precioso.

Disponible en Streaming Paramaunt plus y Cine Colombia. Ahora en Netflix.

Ficha Técnica:

Nombre: The Father

País: Inglaterra

Director: Florian Zeller

Año: 2020

Duración: 97 minutos