Echando Globos No. 5 - "Quien se atreve enseñar, nunca debe dejar de aprender"
Estas palabras atribuidas al educador brasilero Paulo Freire, deberían convertirse en máxima de vida para todos los educadores. Se trata de un llamado constante a permanecer inquieto, indómito (por las estructuras), en búsqueda continúa, en permanente inconformidad (que no es pesimismo ni desesperanza, sino deseo profundo por mejorar el mundo que habitamos); y todo porque las consecuencias de no involucrarse en esa dinámica de estudio permanente limitarán (o impedirán) el proceso formativo de los estudiantes.
Por eso cada año todos los educadores deberían trazar un voluntario, y al mismo tiempo, un serio y exigente plan de mejora como maestros. Por supuesto no estamos hablando de aquellos planes que (lastimosamente) en ocasiones (quizás más de lo que creemos) se elaboran y se entregan al área de gestión humana por cumpli-miento; de allí que insistamos en los adjetivos: Voluntario, porque cada uno establece su alcance, sus ritmos; serio, porque se establecen tiempos de seguimiento y se evalúa; y exigente porque saca de la zona de confort y lleva a explorar otros espacios, temas o experiencias. Dicho plan debe partir del auto reconocimiento del papel, del valor y de la relevancia de la figura de los educadores para una sociedad (y más una sociedad como la nuestra). De esta comprensión surgirá precisamente el inquietante deseo por ejercer cada vez mejor esa función. Ningún educador que identifique la trascendencia de su función social y política será capaz de sentirse definitivamente formado (que no es solo un asunto de títulos universitarios), sino que se descubrirá aprendiz permanente y en proceso de crecimiento continuo (aprendibilidad).
Por ello, ahora que inicia el año escolar, quisiera plantear algunos elementos que en ese ejercicio de construcción del plan de crecimiento personal podrían ser de utilidad; no sin antes indicar que desde nuestra comprensión, dicho plan, debe estar anclado, en tanto sea posible, al proyecto personal de vida como educador. Desligado de ello podrá ser un ejercicio valioso pero que corre el riesgo de no transformar la propia práctica educativa e incluso la propia vida, que es lo que en realidad debemos buscar. En ese sentido, algunas preguntas o aspectos que podrían ayudar ese plan de mejora podrían ser:
- Definir un objetivo general (Lo que quiero alcanzar en mi plan personal de crecimiento como educador)
- Establecer las áreas o dimensiones de mi ser que voy a fortalecer para lograr esos objetivos (Cognitiva, espiritual, física, psicológica y emocional, social, espiritual o trascendente)
- Indicar los aspectos que me propongo para alcanzar en cada una de las áreas o dimensiones elegidas y que me ayudarán a alcanzar mi objetivo (Podrían ser algunos objetivos específicos dentro de cada área o dimensión)
- Establecer cómo lo lograré (podrán ser actividades, procesos, acciones formativas, etc.)
- Elaborar un plan de seguimiento (Determinar los plazos y/o momentos en que puedo revisar el avance o no en el desarrollo de mis actividades o alcance de mis objetivos)
- Señalar una frase inspiradora (Que te motive permanentemente a ser mejor educador)
Gracias por todos sus conocimientos, han sido de mucho valor. Dios lo siga bendiciendo con Sabiduría y Salud. Cordialmente Gregorio
ResponderEliminarMuchas gracias por los buenos deseos. La vida se trata de un compartir infinito, y eso precisamente es lo que tratamos de hacer: Compartir elementos que puedan ser de inspiración para los educadores.
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