Instrumentum Laboris PEG

Taller de aplicación:

1. Descargar el archivo: Instrumentun Laboris PEG

2. Revisa con tu grupo la sección asignada así:

- Grupo uno: EL PROYECTO

- Grupo dos: EL CONTEXTO

- Grupo tres: LA VISIÓN

- Grupo cuatro: LA MISIÓN 

3. Reflexiona la parte asignada bajo las siguientes pautas (Primero a nivel personal y luego se comparte en el grupo):

GRUPO UNO:

a. Vemos juntos qué sucede: qué dice el texto, qué refleja de la realidad.

b. Nos damos cuenta de lo que pensamos y de lo que necesitamos hacer: qué nos dice el texto, a qué nos invita. Podemos ayudarnos de estas preguntas:

– ¿Qué podemos hacer para cuidar la fragilidad de las personas y del mundo?

– ¿Cómo ayudar a hacer prevalecer la unidad sobre el conflicto?

– ¿A que nos suena lo de pacto educativo o, mejor, alianza educativa?

– La fraternidad es la clave: ¿por qué? ¿Qué implica?

– ¿Cómo podemos ponernos al servicio de la fraternidad?

c. Concretamos qué podemos hacer (como directivos, como profesores, como alumnos, como familia):

«Me comprometo a...»; «Nos comprometemos a...».

d. Visualización: una escuela en la que crece la fraternidad

– Recuerdo cuando yo estuve en la escuela.

– Me vienen a la mente algunas vivencias de la primera vez que entré.

– También algunos recuerdos de Primaria, y de Secundaria, y de Bachillerato.

– Qué es lo que más me gustaba; qué me disgustaba.

– Cómo me gustaría que hubieran sido. Entonces veo, como si fuera en un sueño, una escuela que funciona a la perfección: veo cómo actúan los profesores, cómo reaccionan y funcionan los alumnos, cómo se implican los padres.

– Es una escuela en la crece y se recrea la fraternidad: veo gestos de encuentro, de solidaridad, de misericordia, de generosidad, de diálogo, de confrontación, diversas formas de reciprocidad, etc.

– Salgo de la escuela y veo en la puerta un cartel luminoso que dice: “Vivir al servicio de los demás”. Me doy cuenta de lo que puedo hacer para que eso sea una realidad.


GRUPO DOS:

a. Vemos juntos qué sucede: qué dice el texto, qué refleja de la realidad.

b. Nos damos cuenta de lo que pensamos y de lo que necesitamos hacer: qué nos dice el texto, a qué nos invita. Podemos ayudarnos de estas preguntas:

– ¿Qué signos de egolatría (idolatría del yo) se manifiestan en nuestro centro, en nuestro grupo, en nuestra familia?

– ¿Cómo podemos ayudar a vivir y a humanizar la complejidad actual que altera radicalmente las relaciones entre las personas, sus deseos y su misma identidad?

– ¿Cómo y cuándo despertar en los jóvenes el deseo de entrar en la propia interioridad para conocer y amar a Dios (creyentes) y animar una inquietud estimulante sobre el sentido de las cosas y de la propia existencia (no creyentes)?

– ¿Cómo formar personas que sepan «reconstruir los vínculos interrumpidos con la memoria y con la esperanza en el futuro, jóvenes que, conociendo sus raíces y abiertos a lo nuevo que llegará, sepan reconstruir una identidad presente más serena»?

– «Todo está conectado, todo está en relación»: ¿qué consecuencias tiene considerar la educación ecológica integral como un desafío relacional más radical?

c. Concretamos qué podemos hacer (como directivos, como profesores, como alumnos, como familia): «Me comprometo a...»; «Nos comprometemos a...».

d. Visualización: una escuela que cuenta con los otros

La egolatría actual del ser humano no es inofensiva: «Dibuja un sujeto que se mira constantemente en el espejo, hasta que llega a ser incapaz de volver sus ojos a los demás y al mundo». También son necesarios tiempo y espacio para familiarizarnos con nuestros deseos y nuestros miedos y reconstruir nuestra identidad. ¿Qué pasaría si nos miramos en el espejo de los demás y viéramos sus reflejos en nuestra propia historia?

– Recuerdo cuál era mi sueño cuando era niño o joven. Veo cómo sigue presente ahora. Y me alegro de que alguien lo haya hecho realidad. Veo cómo lo ha logrado. Y me alegro de ello.

– Recuerdo los miedos que he tenido a lo largo de mi vida y cómo los he ido superando. Algunas personas me han ayudado a superarlos, y se lo agradezco.

– Recuerdo cuáles son las personas que me han ayudado a crecer. Veo cómo y cuándo lo han hecho y manifiesto mi agradecimiento.

– Me doy cuenta de cuál es mi mayor deseo en la vida y veo cómo lo voy logrando y las personas que me han ayudado a ello.

– Recuerdo a personas que están a mi lado o que conozco y que, por la causa que sea, sufren.

– Manifiesto internamente mi deseo de reconstituir mis vínculos con nuestra historia pasada, reconocer mis raíces.


GRUPO TRES:

a. Vemos juntos qué sucede: qué dice el texto, qué refleja de la realidad.

b. Nos damos cuenta de lo que pensamos y de lo que necesitamos hacer: qué nos dice el texto, a qué nos invita. Podemos ayudarnos de estas preguntas:

– ¿En qué y cómo podemos «trabajar por una auténtica cultura del encuentro, del enriquecimiento recíproco y de la escucha fraterna»?

– ¿Qué profesor recordamos por la calidad de su relación educativa? ¿Cómo y en qué nos influyó?

– ¿Cómo «actuar siempre conectados con la cabeza, el corazón y las manos»?

– ¿Cómo resuenan entre nosotros los gritos que nos piden cambiar «los frutos perversos generados

por la actual cultura del descarte»: «un grito de paz, un grito de justicia, un grito de fraternidad, un grito de indignación, un grito de responsabilidad y de compromiso»?

c. Concretamos qué podemos hacer (como directivos, como profesores, como alumnos, como familia):

«Me comprometo a...»; «Nos comprometemos a...».

d. Visualización: una escuela de encuentro

«En la práctica educativa, el nuevo pensamiento inaugura un ejercicio dialógico en todos los ámbitos, que libremente hace partícipe a todo aquel que desee trabajar por una auténtica cultura del encuentro, del enriquecimiento recíproco y de la escucha fraterna».

– Me imagino que me encuentro en profundidad con personas distintas a mí y establezco un diálogo con ellas.

– Me encuentro con una persona que piensa políticamente de forma distinta a la mía. Sé cómo piensa, sé cómo vive. Lo escucho con atención. Acepto sus contradicciones. Cuestiono lo que me parece conveniente y escucho sus contestaciones. Me habla de la educación. Escucho lo que quiere decir. Nos despedimos y le agradezco el encuentro.

– Me encuentro con una persona que tiene una creencia religiosa distinta a la mía. Me cuenta cómo vive, cómo ha llegado hasta ahí. Lo escucho con atención. Pregunto lo que me cuestiona y escucho sus contestaciones. Me habla de la educación. Escucho lo que quiere decir. Nos despedimos y le agradezco el encuentro.

– Me encuentro con una persona que tiene una experiencia vital distinta a la mía. Veo cómo vive, qué le ha llevado a ello. Le escucho con atención. Me habla de la educación. Escucho lo que quiere decir y le cuento mi experiencia. Nos despedimos y le agradezco el encuentro.

– Noto los sentimientos que he tenido en cada ocasión. Y me doy cuenta de lo que he descubierto.


GRUPO CUATRO:

a. Vemos juntos qué sucede: qué dice el texto, qué refleja de la realidad.

b. Nos damos cuenta de lo que pensamos y de lo que necesitamos hacer: qué nos dice el texto, a qué nos invita. Podemos ayudarnos de estas preguntas:

– ¿Cómo ejercemos (o podemos ejercer) en nuestra escuela el paso audaz de poner a la persona en el centro y reconstruir una trama de relaciones entre las diferentes instituciones y realidades sociales?

– ¿Cómo podemos invertir las mejores energías con creatividad y responsabilidad en una educación que logre «personas formadas, con pensamiento crítico y un empuje relacional»?

– ¿Qué hacemos (y qué podemos hacer) en nuestra escuela para formar personas dispuestas a ponerse al servicio de la comunidad?

c. Concretamos qué podemos hacer (como directivos, como profesores, como alumnos, como familia):

«Me comprometo a...»; «Nos comprometemos a...».

d. Visualización: una escuela que es parte de la aldea de la educación

«El cambio de época que estamos viviendo pide un camino educativo, la constitución de una aldea de la educación que cree una red de relaciones humanas y abiertas».

– Cierro los ojos, respiro profundamente. Soy consciente de mi respiración.

– Me dejo llevar porque estoy soñando. Veo el centro educativo en el que estoy (o la familia en la que vivo) y noto que forma parte de la aldea de la educación.

– Me imagino una red. Una red que tiene un centro y varios radios que salen de él, cada uno distinto. Uno representa a los educadores, otro a las familias, otro a los alumnos, otro a las autoridades públicas, otro los profesores. La red los une a todos, porque todos están coordinados.

– Una red que pone a la persona en el centro de todo.

– Una red que favorece la creatividad. Una red que educa en la responsabilidad.

– Es una red que ayuda a los jóvenes a desarrollar su personalidad de manera individual y colectiva.

– Una red que forma personas dispuestas a ponerse al servicio de la comunidad.

– Y me vienen a la cabeza varios ejemplos de fraternidad de quienes forman esa red. Ejemplos de fraternidad con los niños. Ejemplos de fraternidad con los jóvenes. Ejemplos de fraternidad con los adultos. Ejemplos de fraternidad con los ancianos.


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