¿Qué buscan? - Reflexión para educadores al inicio de sus actividades


Por: Camilo E. Rodríguez F.


El Evangelio de la liturgia del domingo 14 de enero me resultó de un valor incalculable. Se trata de un texto providencial del que se pueden desprender, en el alba de este nuevo año, algunas reflexiones en sentidos diversos. Y digo providencial por el hecho de que precisamente hoy 15 de enero, en buena parte de los colegios privados de Colombia dan inicio a sus labores los docentes; por lo que algunas ideas en relación al texto vienen bien para iluminar este inicio.

Por ello, luego de darle vueltas y de haber participado hoy en la Eucaristía de inicio en uno de los colegios de la ciudad de Bogotá, en la que el sacerdote (también de manera providencial) hiciera alusión a dicho texto, me sentí llamado (como el pequeño Samuel y los dos discípulos de los que habla este Evangelio) a intentar poner por escrito al menos una de esas ideas que rondaba mi cabeza para compartirla con todos aquellos Directivos y Educadores que comienzan su semana de desarrollo institucional. 

Recordemos que el Evangelio corresponde a Juan 1, 35-42. El relato nos narra que dos discípulos de Juan el Bautista, al referirse éste a Jesús (que pasaba junto a ellos) como el "Cordero de Dios" (Versículo 36), se descubren fuertemente atraídos por su presencia y deciden inmediatamente enrumbarse tras él. Aunque el texto no lo refiera directamente, es de suponer que luego de transcurrir algún tiempo siguiendo sus pasos, Jesús se detiene, se gira y les pregunta: "¿Qué buscan?" (Versículo 38). Aunque los versículos siguientes relatan otros hechos alrededor de este encuentro que culmina con el seguimiento de estos dos discípulos a quienes posteriormente se les suma Pedro; es el versículo 38, en el que precisamente Jesús planeta la pregunta, el que más llamó mi atención y a la cual quiero referirme brevemente.


La pregunta por el ¿Qué buscan? que hace Jesús a sus dos primeros seguidores me resulta de corte teleológico. No indaga simplemente por aquello que quieren hallar o encontrar (sentido inicial del verbo buscar). Se trata más bien de sondear acerca de aquello que pretenden al seguirlo. ¿Qué pretenden?, ¿Qué persiguen?, ¿Qué desean?, ¿Qué ansían? sería otra forma de preguntarles; y en esa medida el verbo buscar adquiere otra dirección ya que termina averiguando por el sentido, por la razón para caminar tras él. Esto nos brinda una profunda clave de lectura a partir de la cual podemos comprender el texto. Jesús no quiere que le sigan por inercia o porque no hay a quién más seguir... Jesús quiere discípulos que tengan claridad respecto a los motivos para ir tras él. No los quiere descafeinados tras de sí, los busca conocedores de lo que pretenden al seguirlo, esto es, conscientes del propósito de sus vidas, de la razón última de ir tras él, del objetivo de su misión y de todo cuanto realizan. Cuan peligroso resulta un discípulo que no tenga claridad respecto a la razón de su seguimiento de Jesús y de la misión que se le encomienda; pues terminará pervirtiendo todas sus acciones, aunque los frutos de ese hacer sean abundantes y exitosos en apariencia.

Nada más orientador e iluminador para el inicio de las labores de Directivos y Docentes, pues se trata de una pregunta poderosa capaz de suscitar reflexión alrededor de la propia existencia y la razón de todo cuanto hacemos en la escuela. En esa línea, bien pudiera preguntarse el Directivo Docente ¿Qué busco? ¿Qué pretendo?, ¿Qué busco en este nuevo año escolar? ¿Qué pretendo o cuál es el sentido de todo aquello que ha soñado para el año lectivo? ¿Qué pretendo con los nuevos planes o proyectos que he trazado?, o mejor valdría decir, ¿Cuál es el sentido de todo aquello que quiero realizar en el 2024?Así mismo, valdría que los docentes nuevos o antiguos de un colegio se hicieran la misma pregunta, pero desde otra mirada: ¿Qué busco o pretendo al llegar a ese nuevo colegio? o ¿Qué busco al seguir en el mismo colegio por un año más?. ¿Qué busco o cuál es el sentido último de los planes de asignatura que formularé, de los proyectos que construiré, de las actividades que tengo previstas? ¿Qué pretendo alcanzar con los estudiantes que me han sido asignados? ¿Qué busco con el grado o curso que me confiarán?. Por su puesto la respuesta no está dada únicamente en términos de competencias y aprendizajes, dado que en una Escuela de inspiración Católica todos esos conocimientos que se adquieren son el medio para un fin mayor; que es al fin y al cabo lo que estoy invitando a considerar. ¿Cuál es ese fin mayor, en mi contexto específico, que pretendo o busco en este nuevo año en el desarrollo de la misión educativa en la que me he involucrado?.    

La imprecisión respecto de la respuesta (o respuestas) a esta(s) pregunta(s), que en principio emerge(n) del plano personal, pero que repercute(n) en la comunidad educativa misma pueden, en primer lugar, llevar a que la persona del Directivo y del Educador a que deambulen por la escuela haciendo todo de manera autómata, sin la conciencia plena de la finalidad última, el sentido real que debe acompañar la ejecución de sus acciones cotidianas, a que pierdan el foco o el rumbo. Al respecto, la historia de Alicia en el país de las maravillas nos lo ilustra a la perfección, recordemos ese diálogo entre Alicia y el gato: "Minino de Cheshire, ¿podrías decirme por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?. Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar, dijo el gato. No me importa mucho el sitio... dijo Alicia. Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes, dijo el gato" (Carroll, 2003, p. 60).

Y es que de hecho vemos presente en la escuela este tipo de escenas con más frecuencia de la que desearíamos, es decir personas esclavas del activismo sin comprender el propósito de cuanto realizan o que descuidan lo realmente importante justamente porque no saben qué buscan, qué pretenden. Así por ejemplo observamos docentes centrados más en que los estudiantes respondan acertadamente a las preguntas de los exámenes y obtengan buenos resultados, que en la búsqueda de estrategias de acompañamiento para ayudarlos a alcanzar los aprendizajes previstos siempre en relación con su realidad particular. De igual manera observamos Directivos centrados en la incorporación de tecnología educativa para sus instituciones, pero descuidando, por ejemplo, el estado de bienestar emocional de su equipo de trabajo, en donde a veces la inversión se limita a la gestión de las ayudas que brindan las ARL en el desarrollo de talleres enfocados en este campo.

Por eso mi invitación desde este primer día, partiendo del Evangelio que ya indiqué, es a que (los equipos de pastoral) motiven entre sus Directivos y Educadores durante toda la semana a responderse la pregunta ¿Qué buscan? ¿Qué pretenden?. No se trata de una pregunta sencilla dado que implica cada una de las dimensiones de la persona, pero al mismo tiempo, en un plano institucional, involucra la participación de todas las áreas que constituyen un colegio (¿Qué pretendemos como colegio?). Hay que suscitar los espacios para ello, ya que quizá uno de los errores más frecuentes que se comenten es el hecho de considerar que estas preguntas vitales se resuelven en un breve momento de reflexión. Por el contrario, requieren de un proceso prolongado de acompañamiento en el que la lectura, el compartir, la meditación, la escucha, la puesta en común hagan presencia.

Que Dios nos bendiga a todos en este nuevo año para que tengamos clara la respuesta a la pregunta: ¿Qué busco? ¿Qué pretendo? en este nuevo año. El bien que se podrá hacer en las aulas a partir de dicha respuesta será maravilloso.


Referencias

Carroll, Lewis. (2003). Alicia en el país de las maravillas. Ediciones del sur. 



     




     

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